lunes, 1 de agosto de 2011

Cambiando el bastón por el espadín




“Paso…paso…para atrás…para atrás”. De esta forma comienza el profesor, Franco de Caria, el calentamiento de la clase de esgrima para ciegos y personas de baja visión del centro Tribucio Cachón.

Mientras dura la clase, en vez de portar un bastón mientras se mueven, cuentan con el espadín. El movimiento es muy similar entre el que realizan con la espada en el aire y el que hacen en el piso con el bastón. Todos los alumnos poseen máscaras negras en los ojos para que haya igualdad entre los que tienen baja visión y ceguera.

La institución que la brinda es pionera en América Latina en realizar lecciones de esgrima para quienes sufren de ceguera o de baja visión. Hace un año que se comenzó con esta innovación y en la actualidad, la clase cuenta con seis alumnos, solo uno sufre de ceguera total. Este deporte va acompañado de las clases de Orientación y Movilidad que allí se brindan, y ya se han visto grandes evoluciones.

La idea fue traída por la profesora de Orientación y Movilidad, María Goldstein, quien estuvo becada en un centro para ciegos en EE.UU., Carroll Center for the blind. Allí, conoció este deporte y los beneficios que este le brinda a las personas que sufren de ceguera.

“Nunca se me hubiera ocurrido practicar la esgrima, ni siquiera ver un torneo. El tiempo, y el ver el progreso de las personas ciegas practicando esta disciplina, me ayudó a entenderlo”, afirmó la profesora.

Cuando regresó a Uruguay decidió ponerlo en práctica en este país. Sin embargo, para la gente era poco probable que tuviese resultado. “La gente no se animó al principio, no creían que las personas ciegas podían realizar este deporte. Pero, confiaron en mí y me apoyaron de una forma cautelosa. Insistí y así lo pude sacar adelante”, afirmó María.

Luego de recibir la aprobación, se contactó con Franco, profesor del centro de esta disciplina, quien luego de pensarlo un poco aceptó. “A primera instancia, fue decir un sí, y después ponerme a pensar y cambiar de parecer. No le veía mucha afinidad al esgrima para ciegos”.

Sin embargo, luego de una entrevista personal con María, decidió comenzar a probar y ver que podía resultar. “Realmente está muy bueno, la esgrima es muy idónea para usarla como una herramienta. Aporta a la clase de Orientación y Movilidad, y a que ellos se reinserten socialmente y mejoren el uso del bastón.

Los beneficios ya se pueden apreciar entre los participantes. La profesora María explicó que se sienten más animados. Que la confianza y la autoestima, que baja cuando se pierde la visión, suben a niveles muy altos. “El atacar al oponente es similar al momento en que la persona ciega sale de su hogar y se enfrenta al exterior. Recupera su vida social que es tan importante para cualquier ser humano”, dijo.

Gabriela Soria, alumna de la institución, dijo que si bien ella tiene baja visión, se siente muy limitada. Pero descubrió que como deporte es muy bueno. “Estamos todos contentos, lo hacemos también como dispersión, y te ayuda mucho a distraerte y a ejercitarte”.

Agregó, además, que “te ayuda mucho a mejorar el desplazamiento en la calle, y si hay un obstáculo saber esquivarlo. Esto nos ha dado más equilibro y libertad”.

Otro de los alumnos, Héctor, sostuvo que sabe que no va a salir esgrimista profesional, pero que le sirve por los ruidos y los movimientos. “La espalda puede ser un obstáculo y hay que tratar de eludirlo de la forma mejor posible. Este deporte te ayuda para salir delante de esas cosas que para una persona que no ve es complejo hacerlo”.

Por ahora, son solo seis alumnos quienes se animaron a probar este deporte, quizá en el futuro, sean más los valientes que puedan gozar de los beneficios y disfrutar de esta disciplina.